En la despedida…
Aún recordamos la primera vez que con los ojos asustados, soltaban la mano de su mamá para aferrarse a la de sus tías, hoy puedo darme cuenta que atrás quedó ese momento: han logrado no sólo el dominio de numerosas competencias que les permitirán desempeñarse con seguridad ante cualquier situación que se les presente, sino también han logrado entablar sus primeras relaciones de amistad, las cuales estoy segura que llevarán en sus corazoncitos toda la vida.
Queridos niños y niñas: los invito a vivir siempre sonrientes, alegres y seguros de que donde estén siempre, estarán nuestros brazos abiertos para recibirlos como en aquel primer día de clases, darles un beso en la mejilla y felicitarlos por sus logros.
Nunca dejen de asombrarse ante las cosas nuevas, nunca dejen de sonreír y sobre todo, nunca dejen de querer como aquí se les ha querido.
Estoy segura y confiada que lo harán bien, pues han demostrado ser constantes para enfrentar tropiezos con empeño y valor.
Ahora ya no son los mismos, han adquirido habilidades, destrezas y valores que les orientan diariamente a tomar decisiones acertadas, esto se manifiesta en su lenguaje, en su seguridad al expresarse, al relacionarse con su entorno, en su respeto por la vida y por la naturaleza.
Este acontecimiento es uno de los logros, el primero de los que tendrán en toda su vida, la conclusión de una meta trazada, también es un logro para quienes los hemos acompañado: sus tías y sus familias.
Hoy mi labor ha concluido, junto a Tía Anita y con el apoyo de sus familias intentamos hacer de ellos buenas personas, quisimos educarlos en libertad, iniciarán un nuevo camino, probablemente más largo, pero no hay duda que están preparados y que al lado de sus familias lograrán alcanzar todas sus nuevas metas.
¡¡Vivan cada día con la emoción del primer día de clases!!
Con cariño, Tía Kishy
